Nuestra Familia
Somos Flor y Lucas, una familia que partió de Argentina siguiendo un llamado profundo, sin saber que en el desafío y el desarraigo encontraríamos nuestra verdadera misión de vida. Hoy, viviendo en plena jungla maya junto a nuestros tres niños, entendemos por qué debíamos llegar aquí: para construir un santuario donde los caballos puedan recuperar su libertad y su esencia, y donde humanos y naturaleza vuelvan a encontrarse en armonía. Lucas se crio entre caballos, y esa conexión nos llevó a iniciar este sueño: cambiar la realidad de los caballos retirados, romper el ciclo de uso y devolverles la magnificencia de su espíritu.
En este camino, mientras cuidaba y rehabilitaba a los caballos, descubrí algo que transformó mi vida: su lenguaje sutil, su profunda sensibilidad y su capacidad de sanación. Aprendí que ellos no solo nos acompañan, sino que nos enseñan, nos reflejan y nos guían hacia una forma más amorosa de estar en el mundo. Llegó el momento de devolverles todo lo que han dado, de restablecer el orden y la armonía, y quizá este santuario sea un ejemplo del mundo que debemos crear: un lugar donde la libertad, la conexión y el respeto sean el principio fundamental de toda relación



Ellos forman parte de nuestra familia y de nuestro día a día. Los observamos y compartimos tiempo con ellos, los acompañamos en su adaptación a la libertad y así lentamente comenzamos a forjar un vinculo basado en el amor y el respeto a su personalidad (única y fascinante)
Creemos que es necesario ser agentes de cambio y por eso nos esforzamos cada día para mostrar una nueva forma de relacionarnos con los caballos
